RAFAEL GUERRERO – 29 NOV 2017 – 09:08 – EL PAÍS

La tarea de discernir algo normal de lo patológico es muy complicada.
Ambas están separadas por una delgada línea.

“Hijo, ¿puedes parar quieto de una vez?”, “Venga, date prisa que llegamos tarde al colegio”, “Pero, ¿es que no sabes entretenerte tú solito”…Estas son algunas de las frases que más se escuchan en los hogares españoles y en las escuelas. Son pronunciadas por adultos (madres, padres, profesores), pero se refieren a los más pequeños. Pero la pregunta sería: ¿cómo diferenciar un trastorno de hiperactividad de un niño movido sin más? Veremos algunas claves para entender una de las dificultades más frecuentes de nuestro tiempo: la hiperactividad. Definimos la hiperactividad como la dificultad o la imposibilidad para controlar nuestros impulsos, emociones y conductas. En función de la edad del niño y su frecuencia e intensidad, podemos decir que se trata de algo normal presente en todos los menores o de algo que puede ser indicativo de alguna patología y que, por lo tanto, tenemos que intervenir educativamente hablando.

Hoy en día vivimos en una sociedad que muestra una serie de características que influyen para que los ritmos que tengamos, tanto los niños como los adultos. estén muy acelerados. Vamos corriendo a todas partes, nunca llegamos a hacer todo lo que debemos hacer a lo largo del día, las horas se nos echan encima, pasamos de una extraescolar a otra… Los adultos no solo tenemos que cumplir en el trabajo, sino que debemos dar respuesta a las tareas de casa y a lo más importante que tenemos: nuestros hijos. Fruto de la inmediatez y la excesiva cantidad de estímulos que recibimos por segundo, entre otras muchas características, los más pequeños, se ven sometidos a una fuerte presión ambiental y a descomunales exigencias. Una de las características que más llama la atención es la baja tolerancia que tienen nuestros pequeños al aburrimiento. Es algo que no soportan, no lo toleran. Pero ¿cómo van a saber enfrentarse a la ausencia de estímulos y al aburrimiento si los adultos no sabemos estar sin hacer nada? Las nuevas tecnologías tienen una gran parte de responsabilidad. Por ello invito a todos mis pacientes a cultivar la paciencia, la espera, el aburrimiento y… dedicar tardes libres de móviles, tablets, portátiles, etc.

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, comúnmente conocido como TDAH, es uno de los trastornos que más se diagnostica en la infancia. Los estudios científicos concluyen que en torno a un 5-7% de la población infantil y un 2% de los adultos están diagnosticados de TDAH. Aproximadamente tres cuartas partes de las causas de este trastorno neurológico se deben a la genética que estos niños heredan, con lo que el 25% restante se debe a factores ambientales (tipo de familia, estilo de comunicación, relaciones afectivas, atención, apego, normas y límites, etc.). Y es aquí donde entramos en escena los padres, las madres, los profesores, la familia extensa, los amigos… en definitiva, la sociedad en la que vivimos.

 

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