Alba De la Rosa Vaca – Psicopedagoga

Después de dar varias vueltas a la idea de escribir un artículo relacionado con el mundo de la educación, no me ha hecho falta mucho tiempo para decidirme a reflexionar sobre las nuevas tecnologías que acompañan a nuestros alumnos y/o hijos, de forma invasiva en estos tiempos, por ello creo que necesita ser pensado.

En esta última década, estamos rodeados prácticamente en todos los ambientes de dichas tecnologías, desde el teléfono móvil repleto de apps que nos acompañan desde que somos personas por la mañana, pasando por la televisión, los ebooks… sin dejar de lado lo burocrático que se ha vuelto todo, tanto para enviar como para solicitar asuntos propios.

El ambiente familiar en el que se mueven nuestros hijos y algunos sistemas educativos como centros prestigiosos (casi todos centros privados y algún concertado), acercan de forma poco reflexiva, a mi parecer, las nuevas tecnologías, sobre todo en aspectos muy concretos, los cuales voy a tratar de explicar en este artículo.

Entraron en nuestro sistema en forma de asignatura de informática, proporcionándoles una ventana increíble, un descubrimiento y unas ganas de controlar mejor la tecnología, que cautivó de una manera u otra a todos. Han ido desarrollando herramientas de funcionamiento y pensamiento relacionados con el descubrimiento por el deseo de buscar y encontrar, aquello que de forma inmediata se necesita saber.Todo esto proporciona en estos alumnos información, a veces fuera del control de los adultos y por lo tanto sin límites , del mundo que nos rodea.

Con el paso de los años, se ha ido instaurando no sólo como asignatura sino como formato y herramienta sustitutiva de los libros de texto. El profesorado, en el mejor de los casos, ha sido formado únicamente para poder comenzar a ser un mediador del aprendizaje que los alumnos realizarán de forma activa.

En algunos centros de educación, se está utilizando la “tablet” como herramienta de trabajo dentro del aula, dejando de lado el libro texto . Se trabaja a través de los libros digitales. Los alumnos realizan la mayoría de las actividades en este formato. La cuestión que se me plantea tiene que ver con la inmediatez y el tiempo de espera, tan necesario para la vida.

La inmediatez en conexión-desconexión, inmediatez en la recepción de resultados y la inmediatez para conectar y desconectar de pantallas, lleva a los alumnos, en ocasiones, a tener serias dificultades de pensamiento.

La información que se recibe en este tipo de formatos es a través de imágenes. La interiorización y posterior aprendizaje de esa información visualizada, exige que esas imágenes puedan ser pensadas. La imagen produce una ilusión de totalidad de saber que es una ilusión perceptual y que proporciona un saber puntual, lo que puede llegar a producir un olvido operativo justo por esa falta de interiorización de la imagen en el pensamiento. La articulación de las imágenes en pensamiento es lo más difícil de conseguir en este tipo de enseñanza.El libro, tampoco lo garantiza. La imagen, a diferencia del libro, produce un señuelo de plenitud en el saber.La imagen resulta muy gratificante, se ve y se entiende, el problema es que tan rápido como se ha entendido no se ha interiorizado, no se han puesto palabras propias a lo que la imagen ha mostrado. Esa inmediatez resulta muy seductora y resulta ser muy engañosa. Se crea, con gran facilidad, una falsa creencia de conocimiento.

El aprendizaje de la escritura organiza circuitos cerebrales específicos. A los niños les cuesta hacer la letra legible metida en una pauta, les cuesta ajustarse a la comprensión y al funcionamiento de la gramática.

Por tanto se podría decir que con las nuevas tecnologías se desestima significativamente el papel de lo simbólico en la organización del pensamiento. Las nuevas tecnologías, sin duda, nos proporcionan extraordinarias herramientas para acercarnos a la realidad ,pero solo nos podremos aprovechar de las capacidades que nos aportan si no caemos en el error de oponerlas a todo el trabajo simbólico cuya herramienta fundamental es el lenguaje.

Imagen y palabra deben funcionar simultáneamente y no en oposición.

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