Carina Saracco y Mauricio Girolamo – Licenciados en Psicología

Transitar emociones, sentirlas, vivirlas y expresarlas, suele ser el mejor camino que una persona puede recorrer, para que éstas tengan una saludable vía de evacuación. Emociones que no se expresan, se acumulan cual dique. Lo complicado de esto, es que los diques, con el tiempo, tienden a exhibir grietas, y como consecuencia de ello,filtran su contenido por lugares poco propicios y azarosos. De este modo, tendemos a manifestar, a través de síntomas, y vías poco funcionales, todo aquello que guardamos en el contenedor de las emociones no descargadas.

Dentro de éste mundo emocional, existen dos que tienden a andar juntas, como las caras de una misma moneda: La Tristeza y La Bronca. Sin embargo, de ésta dupla, la moneda tiende a caer, con mayor propensión, por el lado de la bronca.

Ira, bronca, furia, irritación, arrebato y hasta violencia, son sinónimos de una misma emoción. Ganas de explotar. Desborde. Hartazgo. Deseosde justicia. Impotencia. Todo esto y más, es lo que se experimenta visceralmente, desde las entrañas, y tiende a volcarse como una catarata irrefrenable, arrasando todo lo que encuentra a su paso.

La bronca tiende a serimpulsiva, abrupta, y desbordante, como en un intento malogrado delibrarnos de aquello que nos «hierve» en nuestro interior. Una forma poco eficaz de deshacernos de esas sensaciones desagradables,cuandono sabemoscómo manejarlas.

La bronca, posee la característica de estar orientada y serdepositada en el afuera. Es una forma de desembarazarnos rápidamente de cierto malestar, poniéndolo en «alguien»o «algo», que tendría la forma de «chivo expiatorio» de lo que sentimos. Nos enojamos con el ajeno, como quien, en el banquillo de los acusados, tiene la sentencia de culpable de lo que me pasa. Se manifiesta externalizando todo cuanto no toleramos sostener adentro nuestro.

La tristeza, en cambio, tiene una orientación diferente, nos vulnera, nos quebranta, nos posiciona desde otro lugar, ya que tiene que ver con la congoja, el desconsuelo, el abatimiento. Desnuda nuestra propia persona. Se dirige trazando un recorrido hacia nosotros mismos. Nos ponemos tristes cuando«nos hacemos cargo» de lo que nos pasa frente a la realidad. Claro que es másfácil despotricar contra otros, que asumir el dolor que implicareconocer lo propio.

Una cosa a saber, es que las personas no respondemos por las situaciones en sí mismas, sino al significado que les otorgamos. Entonces, la respuesta emocional dependerá de lo que «elijamos pensar», sobre aquello que duele. Por lo tanto, es importante poder entender cuál es la interpretación personal y única que cada uno hace, a la hora de comprender sus reacciones. Distintas situaciones o acciones de otros, muchas veces actúan como gatillo de sensaciones en nosotros, pero la emoción es personal y lo que se resuelve con ella, es propia responsabilidad. La posición de «victima de las circunstancias» suele ser la más cómoda pero menos provechosa. Es la postura del «¿por qué a mí?». La actitud de lamentarse por las cosas «que me pasan», de pasarse la lengua por la herida, en lugar de hacerse cargo y responsabilizase por el cuidado de la misma, para que cicatrice.

En este sentido, la tristeza es más productiva. Nos ayuda a pensarnos y sentirnos, para actuar en congruencia con nosotros mismos y no como mera reacción del estímulo externo, nos posiciona en primera persona, y por ende en actor protagónico del cambio que necesitamos para nuestro bienestar,otorgándonos una importante capacidad de maniobra sobre nuestro presente, ya que no dependo del cambio del otro o de las circunstancias,para estar mejor. Nos invita a pensar en qué y cómo hacer para encontrar soluciones. Sabiendo que tarde o temprano, se sale. Nuestra sociedad no está acostumbrada a permitirla tristeza. Parece ser algo malo, o factible de ser equiparada con una depresión. Pero estar triste ante el dolor, es lo más sano. Sin embargo, resulta difícil mostrar nuestra tristeza y llevarla dignamente. Es más fácil ejercer la rabia, expresar con vehemencia el odio, enojarnos con los otros,o las circunstancias, cuando las cosas no salen como deseamos; antes que reconocer que algo nos duele, que estamos tristes, como si fuera de débiles asumirlo. Y es que, el disfraz de león, del ser herido que llevamos dentro,parece que sería más tolerado en nuestra sociedad, e incluso por nosotros mismos.

Concluyendo, frente a las circunstancias difíciles de la vida, no dejemos que la moneda caiga al azar. Elijamos. Dejemos a la bronca reposar. Es solo la espuma de la leche hervida, expresión de impotencia. Si así de duro ha de ser el asumir las circunstancias duras de la vida, pues entonces elijamos la tristeza, que es más digna. Que es transparenciaintrospección. Es el sentimiento en estado de pureza. Es el nudo en la garganta que pide a gritos que lo escuchemos. Son las lágrimas que hablan por nosotros, y nos purifican. La bronca, en cambio, es ensordecedora. Enceguecidos manotazos de ahogado, que nos llenan de mayor frustraciónbuscando afuera la culpa, en lugar derevisar adentro, la responsabilidad. La bronca niega, la tristeza limpia. La bronca ataca, la tristeza cura.Porque al final de todo, el dolor enseña. De la tristeza se aprende y con la bronca,siempre se pierde.

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